Son muchísimas en el mundo entero las
personas que buscan dejar de fumar y recurren a este dispositivo. En nuestro
país la legislación actual prohíbe su venta.
De acuerdo con los argumentos del Ministerio de Salud, no
existen pruebas suficientes que determinen que los e-cig son seguros para el
consumo humano. “No sólo no está probada su inocuidad, sino que hasta podría
retrasar el proceso de cesación tabáquica de un fumador que intenta dejar el
hábito”, sostienen desde el Programa Nacional de Control de Tabaco del
Ministerio de Salud de la Nación.
En Argentina, las críticas hacia los cigarrillos electrónicos
se basan fundamentalmente en la utilización de nicotina. “Son promocionados
como productos que mejoran la calidad de vida pero poseen, por el contrario,
cantidades variables de nicotina, droga sumamente tóxica y con fuertes
propiedades adictivas”, agregan los responsables de la Administración Nacional
de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
La Organización Mundial de la Salud (OMS) propone que el
cigarrillo electrónico sea tratado como al tabaco, es decir, como un problema
de salud. El director de Tobaco Free Initiative (Iniciativa Sin Tabaco) de la
OMS, Armando Perruga, asegura que todavía no existe una evidencia científica ni
información suficiente sobre los peligros a largo plazo de este tipo de
cigarros, pero está demostrado que contienen sustancias tóxicas y cancerígenas
iguales a las del tabaco.
Los cigarros electrónicos se empezaron a comercializar hace
una década, pero durante los últimos dos años se ha popularizado su uso, algo
que Armando Perruga achaca a que las sustancias tóxicas que genera el vapor de
los cigarros electrónicos están concentradas en términos y cantidades menores que en el humo del tabaco, y esto hace deducir a la
población que son inofensivos. Desde la OMS alertan que hay que tomar
precauciones a la hora de consumir este tipo de cigarros, ya que tienen una
efectividad baja como remedio único para dejar de fumar e insisten en el
mensaje de "mejor no fumar".
El mecanismo
Los e-cig son inhaladores electrónicos destinados a simular
y sustituir el consumo de tabaco. A través de una resistencia, se calienta y
vaporiza una solución líquida (e-liquid) a base de nicotina con un aroma que
suele imitar a cigarrillos o habanos. A su vez, en lugar del humo tradicional
del tabaco, quienes utilizan estos dispositivos exhalan vapor de agua que no
afecta a las personas que los rodean.
Los especialistas que defienden la utilización de los
cigarrillos electrónicos remarcan que si bien en una primera etapa se utiliza
una solución química con un 6% de nicotina, esta cantidad se reduce a lo largo
del tratamiento hasta un 0,1%. Además, hacen hincapié en que el e-liquid
contiene apenas 20 sustancias, contra las 4.000 que ingresan al organismo al
consumir un cigarrillo tradicional.
Vacío legal
Tentados por este dispositivo, muchos argentinos regresan de
sus vacaciones con un cigarrillo electrónico y, una vez en el país, se
encuentran ante un vacío legal. En este sentido, la normativa nacional y de
varias provincias, como Mendoza, establecen “la prohibición total de fumar en
lugares cerrados con acceso de público”. Sin embargo, en otros artículos, estas
leyes hacen alusión sólo a “productos elaborados con tabaco”.
Ante esta situación, algunos países donde se comercializan
los e-cig tuvieron que precisar las leyes vigentes. En España, por ejemplo, se
prohibió el empleo de cigarrillos electrónicos en sitios públicos, como
colegios, transportes y hospitales. Mientras que en Chile, donde la venta
también es legal, aún existe un vacío a pesar de la modificación de la ley que
se realizó en 2013.
Fuente: Mirada Profesional Farmacéutica
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