Fue luego de morir por un aneurisma.
Al ser donante de órganos uno puede salvar una gran cantidad
de vidas. Así lo demostró la familia de Jemina Layzel, una chica de 13 años
que, luego de fallecer, obtuvo una cifra inusitada de vidas salvadas.
En 2012, la joven falleció por un aneurisma cerebral. Antes
de perder la vida, le había dicho a sus padres que donaran sus órganos y, como
se vio después, respetaron su decisión, salvando 8 vidas de esa manera.
“Para nosotros haber dicho 'no' habría significado negarles
a ocho personas la oportunidad de vivir”, sostuvieron sus padres a medios
locales, con la intención de concientizar a la gente en el tema.
La importancia de la donación
“Creemos que es muy importante que las familias hablen sobre
la donación de órganos. El instinto de cada padre es decir que no, ya que
estamos programados para proteger a nuestro hijo”, comentó la madre de la chica
de 13 años.
Además, agregó que “nosotros solo pudimos decir que sí
porque conocíamos el consentimiento previo de Jemima”. Por esa razón, es
importante dejar asentado el deseo de donar.
Tras la muerte de la joven, sus padres encontraron más de 20
diarios íntimos y cuadernos que había guardado. Ahora, la intención es
publicarlas a modo de libro con la idea de empezar una fundación.
Fuente: ConBienEstar
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