Lo confirman datos de un estudio
de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA), ratificados por un informe
de la SEDRONAR. En menos de cinco años, medicamentos como el clonazepam
aumentaron sus ventas un 105,9 por ciento. Las razones son múltiples, como el
aumento de la angustia.
Desde que aumenta el consumo de los psicofármacos, el
término “patria pastillera” se fue metiendo entre nosotros. Más
institucionalizada, la medicalización de la vida cotidiana es un fenómeno sin
fronteras, y en el país tiene una fuerte presencia, sobre todo en tiempos donde
los momentos de zozobra económica aumentan la tensión. En los últimos años,
afirman, prácticamente se duplicó el consumo legal de psicofármacos, lo que
demuestra el impacto del fenómeno. Estos datos fueron ratificados por estudios
oficiales del SEDRONAR, que vienen alertando sobre los peligros de esta
situación.
Desde la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA)
volvieron a poner énfasis en el problema del consumo de estos medicamentos.
Según publica hoy el diario La Nación, “la venta de clonazepam aumentó 105,9
por ciento, en los últimos años, y a los expertos les preocupa la costumbre
cada vez más extendida entre los jóvenes de mezclarla con alcohol”.
"Creo que los datos tienen que ver con un patrón, que
es la medicalización de las conductas entre los argentinos", explicó Perla
Figueroa, directora provincial de Prevención de las Adicciones del Ministerio
de Salud bonaerense.
"Frente a la necesidad de pasar un proceso de angustia
o de duelo, aparece la medicalización de ese momento. Eso está también asociado
a la proliferación de la publicidad como un factor que promueve que una persona
esté las 24 horas sin parar. Cuando aparece en el mercado una sustancia, sea o
no un psicofármaco, que mágicamente nos calma un dolor y que nos dice que vamos
a poder seguir con nuestra vida normalmente, eso no tiene en cuenta los
procesos naturales que debe pasar el propio cuerpo frente a distintas
situaciones", agregó Figueroa.
Los datos de la COFA fueron ratificados por un organismo oficial, el
Observatorio Argentino de Drogas (OAD) de la SEDRONAR. Según un trabajo
realizado en 2010, el consumo de sustancias psicoactivas alcanza al 18 por
ciento de la población argentina de entre 12 y 65 años. Mientras el 1,8 por
ciento asumió haber consumido estimulantes y antidepresivos.
La demografía de la Argentina medicada, según el informe del
OAD, arroja algunos otros datos llamativos: las mujeres tienden a consumir más
tranquilizantes y ansiolíticos que los hombres y el consumo aumenta en la
población que supera los 35 años (ver archivo adjunto con el informe completo
de la OAD).
“El consumo de antidepresivos, ansiolíticos y
tranquilizantes aumentó alrededor del 40 por ciento en los últimos diez años”,
dijo Néstor Marchant, presidente de la Asociación Argentina de Psiquiatras.
Este incremento se debe a múltiples factores. “Se amplió la oferta de
psicofármacos en sintonía con la crisis del 2001, y la tolerancia social aumentó
a un nivel en el que ya no resulta extraño que alguien los consuma, aun sin
receta”, explica Juan Duacastella, profesor de Psicología de la Universidad del
Salvador.
Para frenar esta tendencia, el ministerio de Salud de la
Provincia busca controlar la dispensa de estos medicamentos. Uno de los métodos
que aplicó fue el de las denominadas "recetas rosas", que son órdenes
emitidas por el Ministerio de Salud y enviadas al Colegio de Médicos y a las
regiones sanitarias para que sean distribuidas entre hospitales y consultorios
privados. Sin esta receta, los farmacéuticos no pueden vender ansiolíticos,
neurolépticos, tranquilizantes mayores o antidepresivos.
Fuente: Mirada Profesional
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