El ejército de Sierra Leona impuso un cerco a las zonas
afectadas y Liberia declaró el estado de emergencia.
El ejército de Sierra Leona impuso ayer
un cerco sobre las zonas rurales golpeadas por el mortal virus del Ébola,
después de que la vecina Liberia se declarara en estado de emergencia para
intentar frenar el peor brote de esa enfermedad, que ya dejó 932 muertos.
Preocupados, los liberianos hicieron fila frente a los
bancos y los mercados de la ruinosa capital, Monrovia, mientras que otros se
treparon a ómnibus que los llevaran a zonas no afectadas de África Occidental,
después de que la presidenta Ellen Johnson Sirleaf anunciara, anteanoche, que
la emergencia estará vigente por 90 días.
El estado de emergencia le permite al gobierno de Liberia
restringir los derechos individuales y desplegar tropas y fuerzas policiales
para imponer cuarentenas en comunidades muy afectadas por la enfermedad, para
intentar contener la epidemia que azota a los países del oeste africano.
"Todos amanecieron con miedo", dijo vía telefónica
Cephus Togba, un empleado público. "Todo el mundo está en pánico, desde
los grandes hasta los chicos. Están almacenando lo poco que tienen",
añadió.
Las tropas ya establecieron puestos de control en los
caminos que comunican Monrovia con las localidades más afectadas, y Johnson
Sirleaf justificó la medida al señalar que el estado de emergencia era
imprescindible "para asegurar la supervivencia del Estado y salvaguardar
la vida del pueblo".
En Ginebra, los expertos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) se reunieron ayer por segundo día consecutivo para acordar las
medidas de emergencia necesarias para frenar el avance del virus altamente
contagioso, y para decidir si declaraban una emergencia sanitaria
internacional.
Después de que se les administrara una droga experimental
derivada del tabaco a dos voluntarios norteamericanos que se contagiaron en
Liberia, los especialistas en Ébola urgieron a la OMS a ofrecerles a los
africanos la posibilidad de acceder a ese medicamento en etapa de prueba.
"Necesitamos ayuda. Lo peor recién empieza. Serán 90
días de miedo y sufrimiento", dijo Nancy Poure, comerciante de un suburbio
de Johnsonville. El Ébola es una de las enfermedades más letales, con una tasa
de mortalidad del 90% entre los infectados.
Aunque la mayoría de los casos se reportaron en la remota
región fronteriza con Guinea, Sierra Leona y Liberia, la alarma por la
propagación del virus se disparó el mes pasado, cuando un ciudadano
norteamericano murió en Nigeria tras regresar de aquella región.
Temor
Una de las enfermeras que trató al diplomático liberiano
Patrick Sawyer ahora también murió, en Lagos, y ya han sido aisladas por lo
menos otras cinco personas que reportaron síntomas, hechos que generan temor
por un posible brote en una ciudad de 17,5 millones de habitantes, la
metrópolis más grande África.
Anteayer, en la ciudad saudita de Jeddah, también murió un
hombre que se sospecha contrajo el virus durante un reciente viaje de negocios
a Sierra Leona. Las principales aerolíneas que cubren esos destinos, como
British Airways y Emirates, cancelaron sus vuelos a los países afectados.
En el este de Sierra Leona, el jefe policial dijo que las fuerzas
de seguridad se desplegaron anoche "para imponer el bloqueo total" de
los distritos de Kenema y Kailahun, donde establecieron 16 puestos de control
en las principales rutas.
"Está prohibido el ingreso y salida de vehículos y
personas de esos distritos", dijo Alfred Karrow-Kamara, que adelantó que
la medida estará vigente durante por lo menos 50 días. Los comerciantes
registrados con las autoridades competentes podrán ingresar medicamentos y
alimentos.
Anteayer, las autoridades de Liberia, donde el número de
muertos crece con mayor velocidad, decidieron cerrar uno de los hospitales de
Monrovia tras el deceso de su director, víctima del virus, y de que dieran
positivo los análisis a otros seis miembros del personal, incluidas dos monjas
y el sacerdote español Miguel Pajares, de 75 años.
El misionero español, infectado en Liberia, arribó ayer a
Madrid y se convirtió en el primer paciente en ser repatriado a Europa con este
virus. Pajares viajó en una cápsula aislante, en la que fue trasladado en una
ambulancia al hospital Carlos III, donde fue internado en un piso de máximo
aislamiento para impedir el contagio.
Pajares pertenecía a la Orden Hospitalaria de San Juan de
Dios y trabajaba en el Hospital San José de Monrovia, cuyo director, Patrick
Nshamdzea, murió a consecuencia del Ébola.
En Liberia, ya se reportaron casos de Ébola en ocho de los
15 condados del país, y los únicos dos centros asistenciales con capacidad para
tratar la enfermedad están desbordados.
Fuente: La Nación
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