
Buenas noticias para los golosos del néctar marrón, el
chocolate, o mejor dicho, el cacao, su componente principal. Según un nuevo
estudio publicado en la versión online de la revista científica Neurology , el
hábito de degustar hasta dos tazas de chocolate diarias ayuda a mantener sano y
joven al cerebro, pero activo, por sobre todas las cosas.
El estudio, realizado por investigadores estadounidenses de
la Facultad de Medicina de Harvard en Boston, abarcó a 60 adultos con una edad
promedio de 73 años –la franja, en general, en la que se manifiestan mayormente
las señales de la declinación cognitiva relacionada con la edad–. Ninguno de
los que participaron en este estudio había recibido diagnóstico de demencia. De
todos modos, 17 de ellos daban señales de flujo insuficiente de sangre al
cerebro.
Durante el período del seguimiento propuesto por los
investigadores, los voluntarios tomaron dos tazas de cacao caliente por día,
durante 30 días. Durante ese período no consumieron chocolate en otra forma.
Los participantes en el estudio fueron luego sometidos a una serie de tests
para medir su memoria, capacidad de pensamiento y performance cognitiva.
La cantidad de flujo de sangre al cerebro era medida de forma
paralela a través de ultrasonido.
Los análisis realizados durante el estudio mostraron que las
personas con flujo insuficiente de sangre al cerebro, registrado al inicio,
registraron una mejoría en este flujo de un 8,3% en relación a los que mostraban
un flujo normal.
Las mismas personas que habían mostrado un deterioro en el
flujo de sangre mostraron también mejoras en los tests de memoria: los tiempos
de respuesta pasaron de 167 segundos al inicio del estudio a 116 al final.
Cabe destacar que los participantes con poco flujo de sangre
al cerebro presentaban también daños en alguna zona del cerebro, descubiertos
por medio de estudios de resonancia magnética.
Para observar mejor los efectos, la mitad de los
participantes del estudio ingirieron chocolate caliente rico en flavonoides –la
substancia antioxidante– mientras que la otra mitad ingirió una variedad de
chocolate pobre en flavonoides. No hubo de todos modos diferencias entre los
dos grupos en los resultados. Estos resultados, según los investigadores,
podrían explicarse por la intervención de otro componente activo en el cacao
que surtía otro efecto benéfico o que bastaban pocas cantidades de flavonoides
para obtener el mismo efecto benéfico. Es decir, si hay flavonoides, aun en
poca cantidad, es suficiente para que el chocolate sea efectivo.
“Estamos aprendiendo más cosas sobre el flujo de sangre al
cerebro y sobre su efecto en la capacidad de pensamiento”, explicó la
científica Farzaneh Sorond, neuróloga y principal autora del estudio. “Como las
diversas áreas del cerebro tienen necesidad de mayor energía para completar sus
tareas, también necesitan mayor flujo de sangre. Esta relación, denominada
acoplamiento neurovascular, puede tener un papel importante en enfermedades
como el Mal de Alzheimer”. En suma, degustar un chocolate puede ser no sólo un
placer sino también una forma de cargarle combustible al cerebro.
Fuente: Diario Clarín
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