La Casa Rosada se propone reducir el número de prestadoras.
El plan tendría un guiño de la CGT.
Aunque de manera más silenciosa que los cambios fiscales,
laborales y previsionales, otra reforma avanza a paso firme: la de ordenamiento
del sistema de salud. El Gobierno evalúa unificar obras sociales sindicales por
sector y ya tiene en carpeta la discontinuidad de diez
"deficitarias". El plan cuenta con el aval de la CGT, según el
Gobierno.
Actualmente, coexisten 280 prestadoras y la misión es
reducirlas en un número importante, aunque evitaron precisarlo.
Por lo que supo Clarín ya hubo una reunión entre la
Superintendencia de Servicios de Salud (SSS) y gremios azucareros radicados en
el norte del país: "Cada uno de esos sindicatos tiene una obra social y
están todas quebradas con deudas millonarias. La idea es confederarlas para que
sigan funcionando pero bajo una única conducción".
Incluso algún funcionario contó a este diario que se podría
nombrar a un interventor para llevar adelante el proceso de unificación.
Explican: "Todos los aportes y contribuciones irían a
una sola entidad que las aglutine lo que les permitiría robustecerse
financieramente". E insisten: "No queremos llevar pánico a nadie. Por
un lado porque hay trabajadores en cada una de ellas y por otro están los
pacientes que se atienden con su especialista de siempre y no lo van a querer
perder; esta fusión no implica reducir profesionales o servicios". Más
allá de la aclaración, es claro que no podrían coexistir 10 gerentes generales,
por ejemplo.
El 30 de octubre, Mauricio Macri había dicho en el CCK -fue
el día en que planteó el paquete de reformas- que “no puede ser que haya más de
3.000 sindicatos en la Argentina". Y también les exigió a los gremios
"obras sociales bien administradas para mejorar la calidad de vida de los
trabajadores".
Este plan viene a cuento de esa definición. Respecto al
primer punto y como contó este diario, el Ministerio de Trabajo estudia dar de
baja a unos 500 gremios que no tienen actividad o están flojos de papeles.
Durante la era de Carlos Tomada al frente de la cartera laboral se entregaron
unas 800 inscripciones simples como medida política para acicatear a gremios
díscolos a los intereses del Ejecutivo. En los casi dos años de la actual
administración se entregaron solo cuatro.
Lo cierto es que la CGT ve bien la reducción de gremios. Si
el blanqueo laboral resulta satisfactorio será más dinero a repartir entre los
gremios tradicionales que seguirán vigentes luego de la limpieza. Claro está
que esta reforma en las obras sociales corre en el mismo andarivel: más plata
para menos.
El sindicalismo peronista se muestra conforme con el
resultado de discusión por la Reforma Laboral. Finalmente no se avanzó sobre la
Ley de Contrato de Trabajo ni sobre los Convenios Colectivos de Trabajo. Sí se
avanzó en hacer bajar la litigiosidad.
En la SSS, tanto en la era de Luis Scervino (el funcionario
de estrecha relación con la CGT que fue desplazado orden de Mauricio Macri en
agosto luego de una movilización de esa central sindical) como en la actual, a
cargo Sandro Taricco, sostienen que "el sistema de salud está quebrado, ya
sea si hablamos de obras sociales sindicales como de prepagas. Hoy por hoy hay
muchos gremios que ponen plata para sostener a su obra social".
Según las fuentes consultadas, esa baja de recursos tiene
que ver con que no se genera empleo formal desde hace casi un lustro.
Por otro lado, el Ejecutivo tiene en carpeta la
discontinuidad de 10 prestadoras. Explican que la discontinuidad no tiene que
ver con la cantidad de afiliados: "Es mentira que hay que tener 40.000 afiliados
para que una obra social funcione. Hay algunas que tienen muchos más afiliados
que esos pero con sueldos bajos que no llegan a cubrir el PMO (Programa Médico
Obligatorio); y hay otras de pocos afiliados, como puede ser las automotrices,
que los trabajadores tienen sueldos importantes y se cumplen todas las
prestaciones".
Más allá todo, admiten que "cerrar una obra social no
es sencillo, es un tema muy sensible". Y explican sobre un fenómeno que se
conoce como el de "descreme" del sistema de salud: "Como un
espiral, en varias obras sociales se da el caso de que aquellos aportantes con
buenos sueldos se fueron pasando al sistema de prepagas dejando desfinanciada a
la entidad. Los que quedan van recibiendo un servicio cada vez más deficitario
y los pacientes cada vez se enferman más. Con este escenario, tenemos por un
lado un afiliado que se atiende desde hace años con el mismo profesional al que
no quiere dejar, pero por otro lado tenemos que encontrar una obra social que
lo quiera recepcionar".
Fuente: Clarín
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