El hecho sucedió en Neuquén hace dos meses y medio. El
fiscal dice que la pareja no tomó los recaudos necesarios.
La madrugada del 11 de mayo, un hombre de 34 años y su
mujer, de 26, llegaron al hospital Bouquet Roldán, en la capital neuquina, con
una beba recién nacida en brazos, que no presentaba signos vitales. Pedían
ayuda, argumentando que el parto se había desarrollado de forma imprevista en
su auto, en el trayecto del barrio 25 de Mayo hacia la ciudad de Neuquén. Los
médicos que los asistieron, en tanto, sospecharon: la beba estaba higienizada.
Tras un allanamiento ordenado por el fiscal de turno, Maximiliano Breide Obeid,
en el domicilio que declararon, se constató rápidamente que el nacimiento había
sucedido en esa casa y no en el auto de la pareja. Las pericias fueron
contundentes: la beba murió asfixiada –estaba de nalgas al momento de nacer– y
por maniobras realizadas sin conocimientos previos ni asistencia durante el
parto.
A pedido de Breide Obeid, de la Fiscalía de Delitos
Violentos contra las Personas, la jueza Carolina García avaló la formulación de
cargos por homicidio culposo contra S.N. y M.S., y rechazó el pedido de
sobreseimiento efectuado por su defensor oficial, Carlos Aquistapace, que había
argumentado que se trató de un aborto espontáneo señalando que la pequeña nunca
llegó a vivir. El fiscal manifestó que se trata de culpa con representación, es
decir, que se plantearon la posibilidad de que ocurriera lo que ocurrió y, a
pesar de ese riesgo, continuaron con el parto domiciliario.
Según la bibliografía sobre la que el fiscal basó su
argumentación, para la ley penal argentina se es sujeto pasivo de homicidio
desde el momento en que comienza el nacimiento, es decir, con los primeros
dolores de parto. Se trata del primer caso del país en el que los padres son
imputados por homicidio culposo por un parto domiciliario.
El caso. Según pudo averiguar PERFIL, la pareja –que
pertenece a una familia acomodada de la capital neuquina, dueña de farmacias–
había planeado originalmente tener a la beba en una ceremonia de nacimiento al
aire libre, cerca del río Limay. De hecho, en el momento del parto en su casa
estaban acompañados por gente de una comunidad naturista.
Para el fiscal Breide Obeid, “el tema principal es que el
matrimonio mintió cuando llegó a la guardia. El problema más grave es, si se
quiere, una cuestión filosófica: tomar esta decisión sin haber hecho las
averiguaciones del caso o sabiendo qué riesgos podían correr, y decidir seguir
adelante sin tomar los recaudos necesarios para garantizar la vida del bebé”.
Durante la audiencia, la mujer “lloraba, pero lo único que dijo es ‘Me juzgan
por cómo pienso’. Siguen convencidos de que no incurrieron en una negligencia a
la hora de recibir al bebé”, dice a PERFIL.
En cuanto se levante la próxima semana la feria judicial por
el receso de invierno en la provincia, el caso pasará a la siguiente instancia
de mediación. El fiscal adelanta que no busca que el caso llegue a juicio ni
que la pareja reciba una condena efectiva. “Ninguna pena resulta una solución
para un caso así. No hay pena más grave que cargar con la vida de un hijo. Pero
buscamos dar un mensaje ejemplificador, para generar conciencia sobre la
importancia de tomar recaudos y la responsabilidad de llevar adelante partos
domiciliarios”.
De acuerdo con lo que ya habrían conversado con el defensor
oficial, pedirá que los imputados cumplan con un curso de capacitación sobre
partos, hagan tareas comunitarias durante un año y donen un aparato de
ecografías cardiológicas que necesita la maternidad adonde llegaron.
Fuente: Perfil
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