El coste de vacunar a un niño se ha multiplicado por 68 en
14 años. MSF pide que se rebaje el precio para los países en
desarrollo.
A pesar de que la vacunación es una de las formas más
eficaces de reducir la mortalidad infantil, uno de cada cinco niños no recibe
todas las vacunas que necesita en su primer año de vida, lo que le expone a
enfermedades prevenibles pero mortales.
El precio de inmunizar completamente a un niño se ha
multiplicado por 68 en los últimos 14 años: de los 0,57 euros que costaba en
2001, se ha pasado a 39,25 euros en 2014. Así lo denuncia Médicos Sin Fronteras
(MSF) en su informe La mejor vacuna, rompiendo barreras para las vacunas
asequibles y adaptadas, en el que se denuncia el elevado precio de estos
productos en los países de bajos y medios ingresos.
En el informe, donde se recopila información sobre 16
vacunas clave en 13 países, se denuncia el "secretismo" de la
industria farmacéutica y se sostiene que hay una clara falta de información
sobre el precio de las vacunas y sus negociaciones.
Aprovechando que el próximo martes se celebra en Berlín una
conferencia de donantes para vacunación, MSF reclama a las farmacéuticas que
reconsideren los precios de la inmunización en los países pobres.
Concretamente, pide a GSK y Pfizer que reduzcan el precio de la vacuna contra
el neumococo -que supone el 45% del coste total de la vacunación de un niño en
dichos países- a unos cuatro euros.
Jaime Espin, profesor de la Escuela Andaluza de Salud
Pública, explica a este periódico que "se han incorporado nuevas vacunas,
y por eso el precio ha aumentado" y recuerda que la del neumococo es una
inmunización que hasta este año, tampoco estaba financiada en España.
Desde MSF admiten que la entrada de más vacunas ha
repercutivo en el precio, pero sostienen que "las nuevas -contra la
neumonía, la diarrea y el cáncer cervical- son desproporcionadamente más caras
que las antiguas". Además, según recuerda Kate Elder, asesora de políticas
de Vacunas para la organización, el precio señalado en el informe es "el
escenario más barato", al que muchos países, por tanto, no tienen acceso.
Según Espin, la propuesta de MSF de que las farmacéuticas
reduzcan los precios en los países en desarrollo se conoce como los
"precios diferenciados", y consiste en que estos se fijan en función
del nivel económico de cada país. Sin embargo, esto no se hace por el miedo de
las empresas a que "los países de renta alta quieran los mismos precios
que los de renta baja, y a que se produzca un comercio paralelo donde
importadores compren fármacos en países de renta baja y los vendan en los de
renta alta".
En cualquier caso, Espin coincide con las recomendaciones de
MSF para que las vacunas sean accesibles: transparencia para publicar los
precios, que los gobiernos realicen pedidos conjuntos y, sobre todo, que se
acelere la entrada de fabricantes nuevos, porque así aumentará la competencia y
podrá lograrse un abaratamiento significativo.
La organización lamenta que las ONG humanitarias no puedan
acceder al menor precio posible de las vacunas, lo que dificulta que algunas de
las personas más vulnerables del planeta, como las que viven en campos de
refugiados, puedan ser inmunizadas correctamente.
Un ejemplo se produjo en el verano de 2013, cuando en el
campo de refugiados de Yida, en Sudán del Sur, MSF se percató de una mortalidad
infantil por encima de lo normal. Asumiendo que la neumonía estaba detrás de
estas cifras, decidieron administrar a los niños la vacuna antineumocócica
conjugada. Después de que las farmacéuticas GSK y Pfizer se negaran a bajarle
el precio, MSF decidió comprar 24.000 dosis de vacunas a siete dólares la
dosis, un precio demasiado alto cuando hay que vacunar a miles de niños. Este
elevado coste obligó a la organización a vacunar solo a los niños de hasta 23
meses, un límite menor del que tenían previsto inicialmente.
En respuesta a los datos publicados por MSF, la farmacéutica
GSK señala que, en la actualidad, "se están vacunando más niños que nunca
en los países más pobres, gracias a una cooperación sin precedentes entre los
gobiernos, las farmacéuticas y las ONG". La empresa señala que
"alrededor del 80% de las vacunas, incluyendo la del neumococo, se
suministran a los países en desarrollo con un descuento sustancial respecto a
los países occidentales" y añaden que la mayoría de sus vacunas son muy
avanzadas y complejas y requieren, por tanto "una importante inversión de
capital". Antes estas declaraciones, MSF apunta que "las
farmacéuticas podrían hacer más para asegurarse de que los niños más pobres del
planeta son inmunizados", y recuerda que GSK y Pfizer han ingresado más de
19 billones de dólares con la vacuna contra el neumococo .
Fuente: El Mundo
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