La entidad de los Estados Unidos le
negó a la farmacéutica Bayer que promocione ese efecto en su popular
medicamento en personas que no hayan sufrido enfermedades cardíacas previas.
Luego de estudiar seis ensayos clínicos de casi 100 pacientes, determinó que
esta práctica constituye “riesgo de sangrado en el estómago y en el cerebro”.

El fallo de la FDA rompe con uno de los mitos más
promocionados, y obliga a Bayer a dar marcha atrás con una de sus apuestas
comerciales más audaces. La nueva recomendación se hizo luego de estudiar seis
estudios clínicos que abarcaron 97.000 personas durante años. Para la FDA el
uso diario de aspirina para prevenir eventos cardiovasculares en personas que
no hayan tenido enfermedades cardíacas previas “no demuestra un beneficio
significativo”. Además, advirtió que esa práctica conlleva “riesgo de sangrado
en el estómago y en el cerebro”.
El dictamen, informó en su edición de hoy el diario
Página/12, vale para personas con factores de riesgo cardiovascular, e incluso
para quienes sufren diabetes o enfermedades de los vasos sanguíneos
periféricos. La FDA puntualizó que, en cambio, sigue en pie la recomendación de
usar aspirina como preventivo en personas que ya hayan tenido dolencias
cardiovasculares.
En 2003, la firma Bayer presentó ante la FDA una petición
para que los prospectos de la aspirina incluyeran, entre las prescripciones
admitidas, el uso en bajas dosis, entre 75 y 325 miligramos diarios, para
prevenir infarto de miocardio, accidente cerebrovascular –ACV– o angina de
pecho en personas que, sin haber padecido esas enfermedades, tuvieran riesgo
aumentado de padecerlas por factores como la edad, el colesterol elevado, la
condición de fumador, etcétera (a este uso, con pacientes que nunca padecieron
la enfermedad, se lo llama “prevención primaria”; cuando se trata de pacientes
que ya tuvieron estas enfermedades, para evitar su reaparición, se lo llama
“prevención secundaria”). La FDA decidió postergar la respuesta hasta que se
conocieran los resultados de varios importantes estudios en curso.
Cinco de los estudios habían sido propuestos por la propia
firma Bayer en respaldo de su solicitud. La FDA decidió agregar un sexto. En
total, las pruebas abarcan casi 97 mil pacientes, todos los cuales fueron
estudiados en lapsos que varían para cada estudio y que totalizan unos 330.000
años de seguimiento a pacientes. “Ninguno de los seis estudios logró resultados
estadísticamente significativos con respecto a su objetivo primario.” Además,
“hubo incremento de eventos de sangrado en pacientes que recibieron
aspirina, en comparación con los que recibieron placebo”, establece el
dictamen de la FDA.
“También revisamos publicaciones recientes acerca del uso de
aspirina en pacientes con diabetes o enfermedades vasculares periféricas, sin
síntomas cardiovasculares preexistentes –agrega el texto–. Los resultados de
esos estudios no avalan el uso de aspirina para prevención primaria de eventos
cardiovasculares aun en esos pacientes de alto riesgo.” Entonces, “si bien apoyamos
fuertemente el uso de aspirina en poblaciones con enfermedades coronarias o
vasculares cerebrales constatadas, concluimos que actualmente no hay datos
suficientes para sostener la prevención primaria del infarto de miocardio como
indicación en los prospectos de aspirina.”
El dictamen de la FDA traza una historia del uso de aspirina
en el orden de las enfermedades cardiovasculares. En 1998 fue admitido su
empleo en pacientes con historia previa de enfermedad, y “en 2002 la Asociación
del Corazón de Estados Unidos (American Heart Association, AHA) admitió la
aspirina para su uso en prevención primaria”. Ese mismo año, la Fuerza de
Tareas para Servicios Preventivos de Estados Unidos (Uspstf) había recomendado
a su vez la aspirina para prevención primaria, pero en 2009 modificó su
criterio tomando en cuenta “el potencial daño de incrementos en hemorragias”.
Ya en 2005 una investigación sobre 40.000 mujeres sanas había desestimado el
uso de la aspirina en prevención cardiovascular, tal como informó Página/12 el
5 de agosto de ese año; es la investigación que la FDA agregó a las cinco
presentadas por Bayer. En 2010, el British Journal of Medicine, órgano de la
Asociación Médica Británica, anticipó el dictamen ahora emitido por la FDA.
El documento de la FDA recuerda que “los eventos adversos
más significativos asociados con el uso de aspirina son el riesgo incrementado
de hemorragias mayores, como las gastrointestinales e intracraneales, de las
cuales las últimas plantean una particular preocupación”. Y cuantifica estos
eventos adversos en el conjunto de los seis grandes ensayos clínicos. En
330.000 años-persona de seguimiento, se registraron, entre las personas que
consumieron aspirina, 116 ACV hemorrágicos, mientras que en los que no la
consumieron sólo se anotaron 89. Esto constituye un aumento del 32 por ciento
en el riesgo de ACV hemorrágico para los consumidores de aspirina. Respecto de
sangrados extracraneales mayores, como los gastrointestinales, entre los que
consumieron aspirina se produjeron 335, y 219 entre los que tomaron placebo.
Quiere decir que los que consumen aspirina diariamente tienen un riesgo
aumentado del 54 por ciento de sangrado digestivo respecto de quienes no la
consumen. Todo esto se refiere sólo a hemorragias mayores, pero en un estudio
sobre casi 20.000 personas que incluyó también sangrados menores, se
registraron 156 entre los tomadores de aspirina y sólo 87 entre los que no la
consumieron. “Por las precedentes razones, vuestra petición es denegada”,
concluye la FDA en su respuesta a la solicitud de Bayer.
Fuente: Mirada Profesional
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